“Cuando hay navarros, a la Real le va bien”, ha dicho Diego Carasusán, presidente de la Peña Real Sociedad de Tudela, comentando la marcha del equipo. Impresión que el Diario de Navarra había expresado antes de manera similar: “Más navarros, mejor Real Sociedad”.
Con Mikel Merino, Álex Remiro y Jon Pacheco en el campo y la reciente aportación de Nacho Monreal y el ansoaindarra Gaizka Ayesa, portero suplente de la final de Copa, no creo que haya ningún realzale que lo ponga en duda. Pero este maridaje no es de hoy, porque, como vamos a ver, se remonta hasta los años veinte del siglo pasado.
El 3 de octubre de 1979, Atotxa vivió una de sus noches mágicas. Emoción, buen juego, intensidad… y dos goles que dieron la victoria a la Real, en un partido épico contra el Inter.
Más de dieciocho mil aficionados llenaron Atotxa, dispuestos a animar al equipo en su intento de dar la vuelta al marcador adverso que se traía del partido de ida disputado en San Siro. Y muy cerca se estuvo.
El equipo italiano llegó confiado por el favorable marcador que traía, y saltó al terreno de juego con el propósito de defender el 3-0 conseguido en su estadio dos semanas antes. Pero a punto estuvo de pagarlo caro. Además de los dos goles, los realistas tuvieron numerosas ocasiones, mandaron dos balones a la madera y les escamotearon un claro penalti a López Ufarte. Los nerazzurri, sin embargo, sólo tuvieron una oportunidad de marcar, en un cabezazo a bocajarro de Muraro que salvó Arconada.
La Real desplegó desde el pitido inicial un juego rápido, intenso y valiente, desbordando coraje y superando en todo momento al rival. En el minuto 3, López Ufarte era zancadilleado dentro del área por Canuti, pero el colegiado inglés se llamó a andanas y no señaló el penalti. Desde el comienzo, los interistas se propusieron detener la avalancha de juego txuri-urdiñ a base de faltas y juego subterráneo. Sin llegar al minuto 5, Pasinato veía la tarjeta amarilla por agredir sin balón a Idigoras, quien a continuación remataba ante la meta del Inter enviando el balón a córner el meta Bordon.
La siguiente oportunidad donostiarra llegaba en el minuto 12, cuando un cabezazo de Alonso estrellaba el balón en el larguero. El juego de la Real hacía vibrar a sus aficionados y el primer gol no tardó en llegar. En el minuto 21, un centro de Diego es cabeceado por Alonso hacia la zona donde se haya Satrústegui, que remata flojo, pero el meta Bordon no logra blocarlo y, en el rechace, en medio de un gran barullo, el ariete donostiarra logra enviar el balón al fondo de la portería.
El equipo txuri-urdiñ seguía buscando la meta rival con ahínco, especialmente por la banda izquierda de Roberto López Ufarte. Pero el marcador no se movía, a pesar de las ocasiones que tuvieron Diego y Alonso y una magistral jugada de López Ufarte en el minuto 45, con la que termina la primera parte.
La segunda mitad transcurrió con el mismo guion. La Real obligó al Inter a seguir encerrado en su área para contener a un equipo volcado al ataque y defender numerosos saques de esquina. Por el contrario, los italianos fueron incapaces de llegar a la portería de Arconada, dedicándose a perder tiempo, tirándose continuamente al suelo, lo que desquició al público y jugadores, derivando en dos tanganas que no llegaron a mayores.
Antes del segundo gol, Satrústegui dispuso de otra ocasión de oro para marcar en un remate con el portero batido, pero el poste repelió el balón. En el minuto 77, Alonso realiza una gran jugada por la izquierda, apoyado en López Ufarte, profundiza hasta la línea de fondo y envía un pase atrás que Satrústegui empalma con la pierna izquierda para hacer el segundo.
Los últimos minutos fueron de intensa presión en busca del tanto que permitiese llegar a la prórroga, con el público en pie animando al equipo, pero el gol no llegó y la Real cayó eliminada. Quedó el regusto amargo de una victoria que no fue suficiente. Sin embargo, después de tres participaciones en competiciones europeas, cuatro eliminatorias y ocho partidos, éste quedó para la historia de la Real Sociedad como su primer triunfo europeo.
Ficha del partido
Pasados los años, los propios interistas recuerdan el partido como un mal sueño. “Nos encontramos muchas dificultades. Me acuerdo de la grada, del calor de la gente. La Real hizo un gran partido y, si te soy sincero, creo que mereció pasar aquella eliminatoria”, ha dicho Gabriele Oriali, titular aquella noche en el equipo italiano.
Si bien es cierto que el Inter ganó aquel año la liga italiana y que cinco de los jugadores que participaron en la eliminatoria, Marini, Oriali, Altobelli, Causio y el portero Bordon, fueron campeones en el Mundial de España de 1982, no lo es menos que, aquella temporada, la Real consiguió el subcampeonato de Liga, que no ganó por los amaños del Real Madrid, y que aquello fue el preludio de las ligas de 1981 y 1982.
Como en los viejos tiempos de Atotxa, el Reale Arena de hoy ha vuelto a ser una caldera, una olla a presión, en cada partido.
La remodelación del estadio, con la eliminación de las pistas de atletismo, la ampliación del aforo, la creación de la grada de animación Aitor Zabaleta, el juego del equipo, la posición en la tabla y la expectativa de jugar en Europa, son factores desencadenantes de esta recuperación.
Hay cola para hacerse con una txartela de socio y la asistencia al estadio crece cada año. Tenemos una media de 32.179 aficionados que acuden al campo cada jornada, y se baten récords en partidos señalados.
Siempre se ha considerado el factor campo como un elemento que tiene gran influencia en el resultado final de un partido, por lo que esta nueva situación podría hacernos pensar que lo refuerza. Sin embargo, la comparación de los resultados conseguidos antes y después de la remodelación parecen desmentirlo.
La Real, ha sumado hasta hoy 61 puntos de 99 posibles en 33 partidos de Liga y ocupa el cuarto puesto de la clasificación, que da acceso a la Champions League, a solo cinco partidos del final de la temporada.
Pero, de los 61 puntos, la Real ha conseguido 31 en el Reale Arena y 30 cuando ha jugado como visitante. Ha ganado los mismos partidos, tanto en casa como fuera: 9 como local y otros 9 como visitante; y si en Anoeta ha metido 21 goles, fuera ha conseguido 22. En la clasificación como local baja al 6º puesto y mantiene el 4º fuera de casa.
El nuevo Reale Arena se estrenó el 14 de septiembre de 2019 y comparando los resultados de esta temporada con los de la temporada anterior a la remodelación (2018-19), es decir, con los de un estadio con pistas de atletismo, 10.000 espectadores menos en la grada de Anoeta y sin grada de animación, vemos que el porcentaje de puntos conseguidos en casa se ha reducido en 3,2 puntos, del 54% de entonces, al 50,8% de hoy. Los mismos que han crecido los conseguidos fuera.
Remontándonos solo doce años, hasta la temporada 2010-11, la de la vuelta a primera, las diferencias todavía son más importantes, porque en casa se consiguieron 35 puntos, el 77,8% del total; y fuera 10, el 22,2%. Comparando los datos de hoy con los de entonces, el porcentaje de puntos conseguidos como local se ha reducido en 27. La diferencia entre los resultados de casa y fuera fue de 55,6 puntos porcentuales y en la presente temporada es de 1,6.
También ha bajado el acierto realizador. El promedio de goles por partido en casa era en aquellos años con pistas, de 1,42, en 2010-11; 1,52, en 2011-12; 2,16, en 2012-13; 2, en 2013-14; y en la caldera de esta temporada de Champions, 1,31. La diferencia de goles a favor y en contra de esta temporada es de +8 goles en casa y fuera de +6. En la temporada 2010-11, fue de +6 como local y -23 como visitante.
La tendencia general marca un descenso de puntos como equipo local y, por lo tanto, un acenso de los puntos conseguidos fuera de casa.
Valoro, muy positivamente, los cambios realizados que disfrutamos en cada encuentro. Pero igual estamos asistiendo a un cambio de paradigma. Los resultados que marcan la diferencia, son los conseguidos como visitante.
El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, ha admitido, en una conversación privada, que los equipos que peor le caen son “Villarreal, Sevilla y Valencia, en este orden”.
Todos tenemos nuestras filias y nuestras fobias y, para conocer el estado de la cuestión, el diario Marca ha realizado una encuesta online, pidiendo al aficionado que puntúe, del 0 al 10, el grado de simpatía o antipatía que le despiertan los diferentes equipos de Primera División.
Las respuestas de más de 300.000 internautas colocan a la Real Sociedad en el pódium de los más queridos. El más valorado es el joaquiniano Betis, ‘manque pierda’; y el Cádiz, obtiene la medalla de plata.
Sorprende que, situando la encuesta a los dos equipos andaluces en cabeza de la tabla, el Sevilla ocupe la penúltima posición.
Mientras la normalización política en Euskadi coloca a la Real y al Athletic entre los cinco más queridos, a diferencia de los recelos de otras épocas, la cuestión catalana hunde al Barça hasta el tercer puesto por la cola, y todavía no se había producido el estallido del affaire Negreira, relegando al modesto Girona al último puesto.
Hay equipos que no producen ni entusiasmo, ni rechazo entre los más futboleros, como el Almería, el Elche o el Mallorca.
Sin embargo, la empatía con los más débiles asciende al Villarreal y al Rayo Vallecano a la quinta y sexta posición respectivamente, en este peculiar ‘simpaticómetro’. Al aficionado le agrada ver a un equipo con menos socios y seguidores que muchos de sus rivales, compitiendo con ellos de tú a tú. El Rayo, que tiene el menor presupuesto de la Liga, es el sexto equipo que mejor cae.
En sentido contrario, el Real Madrid ocupa una discreta décima posición en mitad de la tabla y vemos a Atlético de Madrid, Valencia y Sevilla entre los cinco últimos puestos.
Esta fotografía, publicada por El Mundo Deportivo el lunes 12-02-1973, muestra el momento en el que el árbitro saca tarjeta a Cobos, jugador del Betis, en el Camp Nou. En una foto en blanco y negro, la tarjeta solo puede ser blanca, pero en realidad era tan blanca como los pantalones del Betis. El pie de foto critica la actuación del colegiado Medina Iglesias y la califica de irregular, “pues mientras en algunas ocasiones no vaciló en enseñar la tarjeta blanca, infracciones graves quedaron, inexplicablemente, sin sanción”, y no se trata de un error, como vamos a ver.
El uso de las tarjetas en el fútbol nació como necesidad en 1966, durante la disputa del Mundial de Inglaterra, concretamente en el partido de cuartos de final que enfrentó a los anfitriones con Argentina. Hasta entonces, los árbitros amonestaban o expulsaban a los jugadores y entrenadores verbalmente. Así lo hizo el colegiado Rudolf Kreitlein cuando amonestó a Bobby y Jack Charlton, pero parece que nadie se percató de ello, ni en el campo ni en las gradas, lo que provocó una protesta formal por parte del seleccionador inglés al enterarse de las sanciones por medio de la prensa. Fue entonces cuando un destacado ex árbitro inglés, Keneth George Aston, propuso el uso de tarjetas, inspirado en los semáforos mientras caminaba por Kensington: color amarillo, precaución; color rojo, alto, ya no puedes seguir. Amarilla, apercibimiento; roja, expulsión.
Este sistema se utilizó por primera vez en el Mundial de México, en 1970. El soviético Kakhi Asatiani ostenta el dudoso honor de ser el primer futbolista al que se mostró una tarjeta amarilla y el chileno Carlos Caszely el primero en ver la tarjeta roja en un Mundial, además de forma directa. Después de esta Copa del Mundo, a mediados de la temporada 1970-71, todas las federaciones empezaron a aceptar la implantación del mismo en sus respectivos campeonatos. En el español, sin embargo, se comenzó a utilizar la tarjeta blanca para amonestar y la roja para expulsar.
Se han expuesto muchas teorías sobre el motivo del cambio de color amarillo por el blanco, incluso sobre su valor, pero ambas eran iguales en aplicación del reglamento: una tarjeta blanca servía como amonestación y dos cartulinas de este color, en un mismo partido, equivalían a una tarjeta roja. Así lo comunicó la Federación Española de Fútbol el 15 de enero de 1971, atendiendo a las peticiones de los árbitros.
Nueve días después, el 24 de enero de 1971, en la disputa de la jornada 19 del campeonato de Liga, un futbolista fue amonestado con la primera tarjeta blanca en Primera División. Fue en el campo de Sarrià, en el partido que enfrentaba al Español y el Sporting de Gijón. El colegiado Balaguer García lo hizo para amonestar a Enrique Castro “Quini”, por las continuas protestas del “Brujo” al trío arbitral. ”Quini” estrenó pues el tarjetero en la Liga española, en la que fue su primera temporada en Primera División, con sólo 21 años. Esta fue, además, la primera amonestación, tanto verbal como mediante tarjeta, de las 14 que recibió el “Brujo” a lo largo de sus 19 temporadas en activo.
Pero por qué el color blanco, cuando todo el fútbol mundial utilizaba el amarillo. Quien fuera secretario general de la Federación Española de Fútbol argumentó que como no pudieron acudir al Mundial de México, tuvieron que seguir el torneo por televisión. En 1970, la mayoría de los televisores todavía eran en blanco y negro y el de su casa no era una excepción, por lo que así fue como vio los colores de las tarjetas desde su domicilio, tomando por equivocación el amarillo como blanco. Este fue, al parecer el motivo por el que se implantaron las cartulinas blancas por decisión del organismo federativo a partir de entonces. Lo que no resulta explicable es por qué no convirtieron la roja en negra.
La Federación Española no podía mantener este criterio contra el mundo y en el verano de 1976, cinco años después de su implantación, decidió adoptar la normativa internacional y por fin llegaron las tarjetas amarillas al fútbol español. En septiembre de aquel mismo año, el presidente del Comité Nacional de Árbitros de España, José Plaza, anunció este cambio para las competiciones españolas, siendo la temporada 1976-77 la primera en la que se sacaron tarjetas amarillas en el fútbol español y el primer futbolista que recibió esta sanción fue Diego, el jugador de la Real Sociedad, nuestro Diego, el 4 de septiembre de 1976, en el partido inaugural de la temporada frente al Real Zaragoza, a los 12 minutos de juego, “por violencia”.
Desde hace una semana, la tarjeta blanca vuelve a los campos de fútbol para ‘premiar’ a los protagonistas del juego limpio, aunque de momento solo en Portugal. La colegiada Catarina Branco ha sido la primera en mostrar esta tarjeta en el partido de Copa que enfrentaba a los equipos femeninos de Benfica y Sporting de Lisboa, en el Estadio da Luz. El 21 de enero, Branco enseñó la tarjeta blanca a los servicios médicos de ambos equipos por su rápida intervención para atender a un espectador que se había desvanecido en la grada.
La tarjeta blanca ha sido presentada como una medida para “mejorar el valor ético en el deporte”. Para fomentar y reconocer el ‘fair play’ en el fútbol.