Tiempo de lectura: 2minutosRemiro, Merino, Le Normand, Aritz Elustondo, Monreal, Isak, Januzaj, Zubeldia, Oyarzabal, Ødegaard y Gorosabel
En el momento de su despedida, argumentamos los méritos de un entrenador, que le hacían merecedor de nuestro agradecimiento.
Pero, evidentemente, Imanol no hubiera conseguido nada sin los 101 jugadores que han integrado sus plantillas y que también han aportado lo suyo. “He sido el líder, pero el mérito es de todos”, concluía.
¡Anda!, ¡pero si es el “emérito”! ¡En Atotxa!, ¡y con txapela! ¿Cómo así?, porque ni siquiera la prensa de la época se hace eco de su presencia en la grada.
Jorge Eliécer Amaya dice que “la regla del fuera de juego es la de mayor sutileza del fútbol; con toda seguridad podemos afirmar que, de su existencia y forma, han dependido prácticamente todas las variaciones de la táctica y estrategia del juego”.
La sutileza ha llegado a tal punto, que todas las jornadas vemos cómo se detiene el juego para tirar líneas y hacer mediciones milimétricas, no exentas de polémica; lo que nos está llevando al absurdo, en su acepción más primaria, de hacer algo que no tiene sentido.
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El fútbol fue concebido como un juego de ataque en el que todos los jugadores hacían la guerra por su cuenta para conseguir el gol, objetivo motor del juego. Pronto se empezó a tomar conciencia de que era necesaria alguna regulación para evitar la concentración de delanteros ante la portería contraria.
Con este propósito se adoptó la regla del offside o fuera de juego, fuera de lugar o posición adelantada, que existe desde que se pusieron en vigor las Reglas de Cambridge en 1848, las primeras consensuadas del football association, que así se llamaba el fútbol entonces. Efectivamente, la regla trataba de evitar que los múltiples delanteros se situaran detrás de los pocos defensores y que el juego quedara concentrado en los dos extremos del terreno de juego.
Es sorprendente el juego que puede dar la historia, en este caso de la Real Sociedad. Hoy os propongo un paseo por Donosti, recorriendo las nueve sedes desde las que el club ha dirigido el rumbo txuriurdin.
Como no hay mejor manera de empezar que por el principio, vamos a remontarnos hasta comienzos del siglo pasado, iniciando el recorrido en la esquina de la Avenida de la Libertad con el Paseo de los Fueros.
Como he escrito en otro momento, la Real Sociedad nació, oficialmente, con un pan debajo del brazo: el título de Copa conseguido por el Ciclista Foot-Ball Club el 8 de abril de 1909, hace ya 115 años, que le permitió ser uno de los diez clubes fundadores de La Liga veinte años después, el 10 de febrero de 1929.
“Sería conveniente –nos dicen– que tanto aficionados como club –al igual que con el título de Copa de 1909– hiciéramos nuestro este escudo, incorporándolo a nuestro relato y a la historia de la Real.”
De todos es conocida la pereza, incluso el desdén, que caracteriza a la Real Sociedad por estos asuntos, que se inscribe en una tendencia más general, poco dada a escribir y conocer su historia.
Así que, no pudiendo esperar nada del club, seamos los realzales quienes tiremos del carro. Yo, desde luego, lo incorporo a mi relato con 21.316 puntadas, que son historia viva de la Real Sociedad.
La Real Sociedad ha tenido varios nombres a lo largo de su historia y Donostia Foot-ball Club es el que adoptó en los tiempos republicanos, desde 1931 hasta 1940, ya finalizada la guerra civil.
Hablando de los orígenes del fútbol, Joseph Blatter, entonces presidente de la FIFA, llevó de Inglaterra a China la cuna de este deporte, reconociendo que ya se practicaba hace más de 2.300 años en Linzi, en la ciudad de Zibo, antigua capital del reino Qi. Pero, puestos a remontarnos, podríamos irnos hasta el origen de los tiempos.
En los últimos momentos de su vida, con Adán ya fallecido, Eva recordaba cómo fueron expulsados del paraíso, asegurando, con tristeza y un punto de emoción, que las razones de aquella expulsión no son las que, atravesando los siglos, se han propagado.
En junio de 1939 se jugaba en Atotxa uno de los primeros partidos de la posguerra civil. La Real Sociedad, todavía oficialmente Donostia Foot-ball Club, se enfrentaba al, entonces, Atlético Aviación, hoy Atlético de Madrid. Antes de comenzar el partido, como se ve en la fotografía que abre esta entrada, los jugadores, brazo en alto, hacen el saludo fascista mientras cantan el Cara al Sol.
Xabi Prieto y el Loco Abreu compartieron posiciones de ataque en la Real Sociedad, como se ve en la fotografía, con los colores verde y amarillo del San Sebastian Recreation Club de 1904, embrión de la Real Sociedad.
El principio de polaridad del Kybalión establece que todo tiene dos polos, su par de opuestos, que no son en realidad sino los extremos de una misma cosa. En este caso de la manera de entender el fútbol. Xabi Prieto y el Loco Abreu representan dos formas opuestas, hasta el extremo, de entenderlo y de vivirlo.