“¿Me lo han contado como asistencia esta vez? Porque la semana pasada me fumaron una…”. Preguntaba Kubo al micro de @l_Molina en DAZN. Y, a su manera, tenía razón el bueno de Take. Cuando los méritos deportivos no son reconocidos, se esfuman. Esto le ocurrió al San Sebastián Recreation Club, precedente de la Real Sociedad, en el Campeonato de España, conocido posteriormente como Copa del Rey, en 1905.
Tras el primer derbi entre donostiarras y bilbainos, todavía con la alegría en el cuerpo por el empate conseguido en las campas de Lamiako, el club reúne a sus socios en Junta General extraordinaria el 30 de marzo de 1905, en el salón biblioteca del Bellas Artes, en la que se confirma la participación de su primer team de foot-ball en el Campeonato de España a jugar en Madrid el mes de abril. También se acuerda “felicitar en nombre de toda la sociedad al equipo que luchó en Bilbao y que tan bien supo defender el pabellón de la sociedad”.
Al pie de las Bases del Campeonato que publica la revista Arte y sport el mismo día 30, se comunica que el club organizador está haciendo activas gestiones para conseguir un segundo premio, con objeto de llevar más alicientes y entusiasmo al concurso. El Heraldo de Madrid y El Liberal confirman en sus páginas el éxito de las mismas, informando que “los premios del campeonato de España son:
1.º Copa de plata de S. M. el Rey y once medallas de oro, regalo de D. Carlos Padrós.
2.º Copa de S. A. R. el Infante D. Carlos de Borbón y once medallas de plata, regalo también de D. Carlos Padrós.”
Con la ilusión dibujada en el rostro y cuatro bajas sensibles, las de Artola, Perojo, Solana y Regalado, el equipo partía hacia Madrid en “el rápido” del día 15. Sólo cuatro equipos se habían inscrito: dos madrileños, el Moncloa y el Madrid Foot-ball Club, precedente del Real Madrid, que habían de disputar una previa por ser de la misma provincia, y dos vascos: el Athletic Club de Bilbao y el San Sebastián Recreation Club. No acude ningún equipo catalán, debido a que aún estaba jugándose el Campionat de Catalunya, ni ninguno de los muchos equipos surgidos por toda España, todavía con estructuras y recursos económicos muy limitados.
El sorteo realizado días atrás, quiso que el primer partido enfrentase a los donostiarras, el domingo 16 de abril, con el equipo anfitrión y organizador, el Madrid Foot-ball Club, que había eliminado al Moncloa, F.C. “Digna de todo encomio es la actitud de los jugadores donostiarras, que á pesar del poco tiempo que están organizados y de las bajas sufridas en su primer equipo por golpes y enfermedades, no han vacilado en venir á Madrid, á pesar de los grandes gastos que produce trasladar desde San Sebastián á Madrid un equipo completo de once jugadores. Decíase, además, que en recientes partidos había el S.S.R.C. luchado con el “Athletic”, de Bilbao, de un modo brillante, y todo hacía presagiar un partido interesante, como así fue”. Así comenzaba El Heraldo de Madrid la crónica del partido.
“Grandes eran los deseos que había en la corte de conocer al club San Sebastián –confirma Arte y sport–, por cuyo motivo el citado match despertó interés extraordinario entre los muchos aficionados que desde las dos de la tarde empezaron á invadir el hermoso y bien preparado campo del Athletic, cedido por éste al club organizador para celebrar el concurso. La tarde, á pesar de amenazar lluvia, no quiso deslucir la fiesta, que presenció numeroso y distinguido público”.
“Todo el campo de juego estaba rodeado de sillas, en número de unas mil, y casi todas estuvieron ocupadas desde primera hora. Además, detrás de las sillas y en los altillos que rodean el campo del “Athletic” presenciaron el partido unas dos mil personas“.
“No había damas encopetadas y linajudas ni sportsmen aristocráticos, sino un público de aficionados, clase media y gentes del pueblo, que seguían con grandísimo interés todas las fases del sugestivo sport, que al parecer atrae más contingente de público que unas carreras de caballos”.
“A las cuatro y media hizo su aparición el equipo del “Madrid”, y poco después, en un ómnibus, llegaron los jugadores del “San Sebastián”, cuya presencia fué acogida con aplausos. Vestían los donostiarras camisas verde obscuro y amarillo, y blancas, con las iniciales de su Sociedad, los del “Madrid”. Ambos equipos estaban incompletos y cubiertas las bajas con jugadores de sus segundos y terceros equipos respectivos”.
“Jugaban, por el “San Sebastián Recreation Club”: goal keeper, Calisalvo; backs, Arzuaga y Martínez, en sustitución de Artola; half-backs, Albizu [sustituyendo a Perojo], Foster [Forster] y Aurrecoechea (capitán); forwards, Gil, Sena, Minondo, Vega Seoane y Martínez, estos dos últimos en sustitución de Regalado y Solana. Por el “Madrid Foot-ball Club”: guardameta, Bisbal; zagueros, Berraondo y Álvarez; medios, Durán, en sustitución de Alonso (R), Lizarraga (capitán) y Normand; delanteros, Parajes, Revuelto, Alonso, Prast y Yarza”.
“Poco después de la hora fijada, el refeered, señor Prado, del “Athletic”, dió la señal de empezar”, “correspondiendo la salida á los de San Sebastián, que comenzaron jugando contra viento y sol”, leemos en la crónica de El Nervión. “Los primeros diez minutos fueron de verdadera ansiedad en el público, pues como los jugadores de ambos bandos eran desconocidos, dominaba la desconfianza, por tener todos interés en conocer la parte flaca de los adversarios. El Madrid, comprendiendo que los delanteros donostiarras atacaban con poca energía, mientras que las defensas, principalmente Foster y Arzuaga, se multiplicaban por todas partes, se lanzaron á buscar el goal contrario con un habilidísimo juego de combinación entre Parages, Alonso y Prats, secundado admirablemente por Normand y Lizarraga, que abandonando sus puestos de halfback, por no temer el ataque de los donostiarras, desconcertaron á las defensas, consiguiendo a los veinte minutos hacer el primer goal los madrileños. El público aplaudió á los de Madrid; y en especial á Prats, que fue el que apuntó el tanto á su favor”.
“Los de San Sebastián se quemaron y, apretando de veras, consiguieron llegar varias veces al goal de Madrid, desaprovechando varias ocasiones por querer lanzar á la meta el balón demasiado cerca. En una nueva arrancada del Madrid, Parajes lanzó un corner consiguiendo hacer otro tanto á favor de su bando del modo más simple, pues la pelota iba rodando con escasa fuerza y pudieron sin dificultad alguna pararla tanto las defensas así como el portero Calisalvo, á no dominarles el azoramiento en aquellos momentos. Terminó el primer tiempo con dos goals á favor de Madrid por cero los de San Sebastián”.
“En el segundo tiempo, los donostiarras que jugaban con el viento á favor, redoblaron sus esfuerzos, dominando por completo á los de Madrid, y no consiguiendo hacer ningún tanto á su favor por el defecto antes apuntado, de querer aproximarse demasiado á la meta contraria, dando tiempo á que los medios ayudaran á los baks á rechazar los ataques de los delanteros de San Sebastián. Las defensas, viendo que el Madrid estaba vencido, se adelantaron á la mitad del campo con tanta inoportunidad, que cuando el baks de Madrid, Bisbal, dió una gran patada, los delanteros madrileños Prats y Alonso aprovecharon la falta de defensa contraria con habilidad suma, haciendo Alonso el tercer goal á su favor, cuando faltaban tan solo segundos para terminar el partido”.
“El partido resultó muy competido, debiéndose el triunfo de los de Madrid á que los delanteros guipuzcoanos no atacan bien la meta, pues si aprovechan las ocasiones que en el segundo tiempo se les ofrecieron, otro hubiera sido el resultado del partido. Entre los gananciosos se distinguieron Parages, Bisval, Nordmand, los hermanos Alonso y Prats, y entre los de San Sebastián, Foster y Arzuaga que pegaron magistralmente durante todo el partido”.
El Heraldo de Madrid finaliza su crónica destacando “que entre los donostiarras se distinguieron el inglés Foster, notabilísimo jugador de buena escuela; Calisalvo y Arzuaga, que sufrió un golpe terrible. Del “Madrid”, Berraondo, temible back; Normand, Alonso y Parajes, así como los capitanes de ambos equipos. Los donostiarras demostraron que cuando tengan completo su primer equipo serán unos contrincantes verdaderamente temibles, y la derrota de ayer no debe desanimarlos”.
Ficha del partido
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En el siguiente partido, ante el Athletic Club de Bilbao, el Madrid volvió a ganar por uno a cero, con otro gol de Manuel Prast, consiguiendo así su primera Copa del Rey y las once medallas de oro donadas para el equipo campeón. Pero ¿quién es el subcampeón? Pues ahí está el meollo de la cuestión.
Para diversas fuentes, incluida la Real Federación Española de Fútbol y el Athletic Club, como el partido decisivo del torneo fue el que disputaron el Madrid Foot-Ball-Club y el Athletic Club, este es considerado la “final” del mismo y el Athletic Club figura por tanto en el palmarés como subcampeón.
Ignoran que faltaba un partido por disputar, el que había de enfrentar al San Sebastián Recreation Club y al Athletic Club. Había, todavía, una copa y once medallas de plata en juego. En efecto, como podemos leer en La Voz de Guipúzcoa del 20 de abril de 1905: “Para ayer [miércoles 19] estaba anunciado el encuentro entre los grupos del Athetic Club, de Bilbao, y del San Sebastián Recreation Club, á fin de disputarse el segundo premio del campeonato de España, consistente en la Copa del infante don Carlos de Borbón. Cuando se presentaron los dos equipos en el terreno, la concurrencia para presenciar el encuentro era muy numerosa”.
“El suelo estaba algo húmedo por efecto de la lluvia caída durante la mañana, y excudándose en ello, los bilbainos se negaron á jugar la prueba. Como los donostiarras declararan que ellos estaban dispuestos á jugarla por creer que el suelo se encontraba en buenas condiciones, se nombró un jurado compuesto por personas imparciales, á fin de que dictaminara sobre dicho extremo. El jurado, después de corto debate, informó en el sentido de que el suelo se encontraba en buenas condiciones”.
“Entonces el equipo de San Sebastián retó al de Bilbao á sostener la prueba. Los bilbainos se negaron á ello terminantemente, y en virtud de ello quedaron los donostiarras poseedores del segundo premio del campeonato. Se les entregaron, por tanto, la copa regalada por el infante don Carlos, y once medallas, una para cada jugador, donadas por don Carlos Padrós, presidente del “Madrid Foot-Ball Club.”
El Pueblo Vasco lo confirma el mismo día en sus páginas, haciendo público un telegrama del club organizador del Campeonato recibido en la redacción del periódico que, copiado literalmente, decía lo siguiente: “Director PUEBLO VASCO Sociedad Madrid foot.ball Club, felicitan intermedio usted equipo donostiarra ganador Copa príncipe Asturias. Captándose unánimes simpatías.–Junta directiva.”
Es así como el equipo de San Sebastián se proclama subcampeón en aquel torneo disputado en abril de 1905. Y la pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿Cómo es posible que en un campeonato con tres equipos participantes y dos premios establecidos para el primero y el segundo, “con objeto de llevar más alicientes y entusiasmo al concurso”, el que obtiene el segundo no es considerado subcampeón por la RFEF?
Sin embargo, debemos mantener la esperanza de que aquel subcampeonato no se haya esfumado para siempre, como quería decir Take. De hecho, en una reciente publicación oficial de la RFEF, editada con motivo de la final de Copa de 2019, el San Sebastián figura como finalista.
Si el Real Madrid luce en su palmarés aquella copa conseguida por el Madrid Foot-Ball Club, porqué la Real Sociedad no va a tener en el suyo aquel subcampeonato conseguido por el San Sebastián Recreation Club. Al fin y al cabo, ambos tienen la misma condición de “precedentes”.