Finalizada la temporada, se abre un tiempo de reflexión, de análisis, de altas y bajas, de planificación para el próximo curso. Los focos se trasladan del césped a los despachos y se habla de posibles fichajes, de contratos, de cláusulas… Una firma promete sueños, pero puede brindar auténticas pesadillas, porque los contratos los carga el diablo. Si no, que se lo pregunten a Iban Zubiaurre Urrutia (Mendaro, 22 de enero de 1983).
“¿Me lo han contado como asistencia esta vez? Porque la semana pasada me fumaron una…”. Preguntaba Kubo al micro de @l_Molina en DAZN. Y, a su manera, tenía razón el bueno de Take. Cuando los méritos deportivos no son reconocidos, se esfuman. Esto le ocurrió al San Sebastián Recreation Club, precedente de la Real Sociedad, en el Campeonato de España, conocido posteriormente como Copa del Rey, en 1905.
Resultado de la comparativa de la clasificación liguera de ambos equipos, puntos conseguidos y temporadas en puestos de competición europea, en los últimos 5, 10 y 20 últimos años, incluida la recién finalizada 2022-23.
Con 16 años, José Ramón Esnaola Larburu (Andoain, 30-06-1946), ya formaba parte de la selección juvenil de Gipuzkoa y del equipo de su localidad natal, la S.D. Euskalduna.
En 1965, con 19, ficha por la Real Sociedad, como suplente de Adolfo Arriaga. Esnaola jugó 17 partidos esa temporada, a las órdenes del entrenador Galarraga. La siguiente la pasa en blanco por estar cumpliendo el servicio militar en los cuarteles de Loyola.
Cuando se reincorpora, en la temporada 1967-68, Jesús Mari Zubiarrain es el meta titular, hasta que una lesión le aparta del equipo. Fue el 31 de diciembre de 1967, frente al Elche, cuando Esnaola le sustituye para convertirse en una de las revelaciones de la temporada. El equipo donostiarra vence ese día con facilidad por 5 a 0. Su brillante actuación fue refrendada una semana después en Barcelona, donde consiguió dejar su portería a cero con una actuación que Marca calificó de sobresaliente, arrancando la Real un valioso punto del Camp Nou.
Unos meses después, en marzo, cae lesionado en un partido contra su futuro equipo, el Betis. Un choque con Jesús Irízar le produjo una fractura del maléolo tibial y la temporada se acabó para él. Durante su convalecencia el Atlético de Madrid se interesó por su fichaje y llegó a firmar con los colchoneros, pero finalmente desecharon su contratación por no superar el reconocimiento médico y en su lugar ficharon a Zubiarrain.
Esnaola quedó ya como dueño absoluto de la portería realista durante las siguientes cinco temporadas, en las que lo jugó prácticamente todo y se convirtió en uno de los guardametas mejor valorados del fútbol español. Era un portero ágil, intuitivo, que compensaba su déficit de altura con un potentísimo tren inferior y que desbordaba tranquilidad y serenidad bajo los palos. Su flema británica era tal, que sus compañeros de equipo le apodaron “el inglés”.
Todavía tenía 26 años, pero la cantera venía pegando fuerte y el club contaba con varios jóvenes porteros de gran proyección a los que Esnaola iba a bloquear en su progresión. En el verano de 1973, la Real le propuso su traspaso al Betis, entonces en Segunda División. Bajar de categoría le creó un mar de dudas, pero finalmente aceptó. La marcha fue su último acto de servicio al club:
“Estaba de vacaciones cuando se produjo el traspaso. La Real es el mejor club del mundo. Llevo ocho temporadas en la Real, el Betis está en Segunda, si no quería, no me iba, pero era una oportunidad para mí de mejorar las condiciones económicas y fue un mutuo acuerdo entre ambos clubes. Mi conciencia está tranquila, porque en los ocho años que he estado en la Real, he dado todo lo que llevaba dentro.”
Efectivamente, Esnaola mejoraba sus condiciones económicas, y la Real ingresaba doce millones de pesetas, que en aquel tiempo era mucho dinero. Pero, como se pretendía, con la marcha de “el inglés” también resultaron beneficiados Artola, Urruti y Arconada. El club se mostró tan agradecido que el presidente, José Luis Orbegozo, le impuso la Insignia de Oro y Brillantes, a pesar de no haber jugado diez temporadas en el club.
Tras disputar 207 partidos oficiales con la Real Sociedad, Esnaola iniciaba una nueva etapa en el Real Betis Balompié.
*****
En 1977, el Athletic y el Betis llegaron a la final de Copa, que volvió a llamarse Copa del Rey, después de tantos años siendo la Copa del Generalísimo. Fue una final de las épicas, que se resolvió en una infinita tanda de penaltis, con un duelo legendario, como los de los viejos pistoleros, entre Esnaola e Iribar, sobre el césped del Vicente Calderón. Sucedió la noche del sábado 25 de junio de 1977, cuando España bullía en los albores de la Transición.
El Athletic era el favorito. José Ángel Iribar capitaneaba un equipo que había sido tercero en la Liga y finalista de la Copa de la UEFA, que se le escapó por muy poco ante la fabulosa Juventus de aquellos años. Por su parte, el Betis había acabado quinto el campeonato de Liga, aunque a solo dos puntos del Athletic.
Los vizcainos siempre fueron un paso por delante de los béticos, pero la perseverancia verdiblanca hizo que nunca se quedaran atrás. En el minuto 14’ se adelantó el Athletic. Txetxu Rojo lanza un córner, Dani remata, Esnaola rechaza y Carlos remacha: 1-0. En el 45’, Cardeñosa lanza al palo un golpe franco contra el Athletic, hacia donde ha volado Iribar, el rebote lo recoge López y marca a puerta vacía: 1-1. El forcejeo de la segunda parte, termina sin goles. Hay prórroga. En el 97’, Benítez cede un balón atrás sin advertir que Dani andaba por allí, y el astuto extremo bilbaino lo recoge y marca con facilidad: 2-1. En el 116’, a cuatro minutos del final, se produce una falta junto al área del Athletic; lanza Cardeñosa y López, en el segundo palo, cabecea a gol: 2-2. Hay que ir a la tanda de penaltis. Un cúmulo de emociones fuertes, taquicardias y rasgos de grandeza espera a jugadores y aficionados.
Empieza tirando el Betis y van marcando alternativamente García Soriano-Guisasola, Del Pozo-Churruca, López-Escalza y Biosca-Irureta. 4-4. Queda el quinto lanzamiento, para el que los entrenadores han reservado a los mejores especialistas de ambos equipos desde los once metros: Cardeñosa y Dani. El bético engaña a Iribar, pero el toque de su sedosa zurda se marcha fuera. El Betis está perdido. Dani, especialista no solo del Athletic sino también de la Selección, tiene la final en su bota. Pero Esnaola lo tenía claro: “A lo largo de la semana pensé que Dani cambiaría su forma de rematar, porque nos conocíamos bien. Él solía hacer la parandinha y después lanzaba a la izquierda. Yo le aguanté al máximo, y él, efectivamente, cambió el tiro: lanzó a la derecha, y lo paré”. Esnaola había salvado ese primer ‘match ball’.
Hay que seguir. Ahora, con lanzamientos alternos hasta que un equipo coja ventaja, la muerte súbita. Se adelanta Sabaté… y gol. Tira Amorrortu… y gol. 5-5. Corresponde el turno a Alabanda, y para Iribar. El Betis está otra vez con la soga al cuello. Si marca el Athletic, todo habrá acabado. El turno es para Angel María Villar, tira… ¡y para Esnaola! ¡Otra vez jolgorio en el lado bético! En el siguiente llega la sorpresa; el lanzador bético es su guardameta. A Esnaola nunca le gustó tirar penaltis, pero entre los jugadores que quedaban sin tirar había gente muy tocada en lo físico o sin confianza. ¡Esnaola frente a Iribar! Los dos guipuzcoanos frente a frente. El Txopo era el ídolo de Esnaola; le tenía un respeto reverencial. Y el bético había sido suplente del mito del Athletic seis años antes, en la que fue su única convocatoria con la selección, en Cagliari ante Italia.
A pesar de todo, aquella noche, en el Calderón, Esnaola tiró de concentración. Con una naturalidad más propia de un avezado experto en penaltis, golpea con el interior de su pie derecho al palo izquierdo de Iribar, que se tira hacia el otro lado… ¡y gol! La foto que abre esta entrada capta a los dos porteros cruzando un apretón de manos tras el disparo. “Lo siento”, dijo en ese momento Esnaola, mirando a los ojos al Txopo. Un gesto de respeto eterno. Luego, se queda bajo los palos, dispuesto a hacer prevalecer la ventaja que ha dado a su equipo, pero Alexanco marca, restableciendo el empate. 6-6.
Esnaola recuerda que Iribar “no paraba de hablar con sus compañeros tras cada penalti”. Iribar recuerda que “trataba de animarles y darles confianza. Y también advertirles de que tras tantos lanzamientos el punto de penalti estaba en mal estado, se levantaba, tenía pequeños baches. Quería que aseguraran la colocación del balón sobre el césped”.
Hay que seguir. Eulate pone toda la presión sobre el Athletic transformando la decimoséptima pena máxima. Fue entonces cuando Esnaola creyó tocar el cielo al estirarse y desviar hacia su izquierda el zurdazo de Txetxu Rojo. ¡El Betis campeón! El delirio invade a los jugadores béticos celebrando el título… pero el árbitro García Carrión ha anulado el penalti, porque aprecia que el portero se ha movido justo antes del disparo y ordena la repetición del lanzamiento.
Las protestas y discusiones con el árbitro disparan la tensión sobre el césped y en la zona de banquillos hay jugadores rotos por el esfuerzo y la tensión. Sólo los dos técnicos, Rafa Iriondo, leyenda del Athletic, y Koldo Aguirre, aparentan mantener un mínimo de calma. La nueva descarga de adrenalina finaliza con el gol de Rojo en la repetición de la pena máxima. 7-7.
Así que hay que seguir. Son ya diecinueve penaltis, contando los dos de Rojo, y la tanda sigue igualada. Con los nervios desbocados ya casi nadie se atreve a tirar. Se ofrece Bizcocho, un fogoso lateral que nunca había ejecutado un penalti, y bate a Iribar, que roza la pelota con los guantes. Al capitán y leyenda del Athletic tampoco le gustaba tirar penaltis. “Creo que había tirado uno en mi vida”, recuerda Iribar. Pero asumió la responsabilidad. El Txopo recoge así el guante que le había lanzado Esnaola un rato antes, un rato que parecía ya una eternidad. Ahora, ¡Iribar frente a Esnaola! Tira con parandinha, a media altura y a la izquierda de Esnaola, que no cae en el engaño y desvía la pelota para ganar el título y ser de inmediato engullido por una marea verdiblanca que invade la portería. 8-7.
Han pasado las doce de la noche; ya es domingo. Tres horas y veinte minutos después del pitido inicial, el Betis es campeón de Copa por primera vez en su historia.
Después de parar tres penaltis, más un cuarto invalidado por el árbitro, Esnaola puso el broche de oro a su actuación marcando el definitivo a Iribar, para pasar a la historia. El sencillo guardameta andoaindarra, ya sevillano para siempre, tras ocho años en la Real, completó otros doce en el Betis, donde luego se quedó en el cuadro técnico veintiocho más.
Al aterrizar el equipo en Sevilla, miles de béticos invadieron la pista del aeropuerto. “Cuando logré bajar del avión –recuerda Esnaola–, el autobús que debía llevarnos a la terminal ya se había marchado. Tuve que ir entre los aficionados, que me subieron a hombros. Ese fue mi baño de masas”. Pero ni siquiera en aquel momento de inmensa alegría, saliendo del aeropuerto como un torero, dejó de tener una cierta sensación de tristeza por su ídolo derrotado. La memoria de José Ángel Iribar guarda aquel 25 de junio como “un día muy duro. Uno de los más difíciles que he vivido en mi carrera” y a José Ramón Esnaola, como “un gran amigo”… “pese a aquellos penaltis”.
El foot-ball iba calando en tierra vasca como el xirimiri. En marzo de 1905, el Athletic y The Union seguían organizando partidos amistosos con objeto de preparar la disputa de la Copa de ese mismo año, que se había de jugar en Madrid del 16 al 20 del mes siguiente.
Así pues, el día 25, en el expreso de Donosti llegaban a Bilbao, a las tres y media de la tarde, “los distinguidos jóvenes donostiarras” que componían el team del San Sebastián Recreation Club. Varios socios del Athletic y algunos jugadores esperaron a los donostiarras y, después de los saludos y presentaciones, se dirigieron al Hotel Catalina, donde se iban a hospedar los jóvenes sportmen.
La expectación que el partido había despertado era tal que ese mismo día El Noticiero Bilbaino informaba de que dada “la grandísima animación entre los aficionados para asistir al partido San Sebastián-Bilbao […], la empresa del ferrocarril de Bilbao á las Arenas ha acordado que circulen, además del servicio ordinario, dos trenes especiales”. En todos los cafés y paseos no se hablaba de otra cosa. Lo que hizo que, a pesar de lo inseguro del tiempo, el campo de Lamiako estuviera concurridísimo a primera hora de la tarde de aquel 26 de marzo de 1905.
Esta es la crónica del partido, el primer derbi jugado entre bilbainos y donostiarras, tal y como la vivieron, por parte bilbaína, “un delantero”, para El Nervión, y Joaquín de Laffytte, para El Pueblo Vasco, por parte donostiarra.
Así empieza la suya El Nervión: “Reñidísimo resultó el partido jugado ayer en Lamiaco entre los primeros “elevens” del Recreation Club de San Sebastián y el Athletic Club de Bilbao”.
“A las cuatro y cuarto en punto, en presencia de más de 3.000 personas, el inteligente aficionado señor Mutiozabal, que actúa de referee, da á los jugadores la orden de formar”.
“Corresponde la salida á San Sebastián que, con una preciosa combinación, consigue acercarse al gol contrario, siendo rechazados por los defensas. Desde el primer momento pudo apreciarse que los jugadores de San Sebastián se combinaban muy bien, y que el partido había de resultar competidísimo”.
“La lucha durante los primeros diez minutos fue muy movida, y ninguno de los dos bandos parecía estar dispuesto á dejarse dominar. Larrea está á punto de hacer un gol, pero Arsuaga, que se distingue, consigue lanzar la pelota al campo contrario. Sigue la lucha cada vez más interesante, distinguiéndose sobremanera el “medio” Forster [por parte donostiarra], que juega primores y nos recuerda al famoso “rojo” del Burdigala”.
“Los delanteros derechos de San Sebastián se pasan con acierto y consiguen dominar por algún tiempo, pero [“Luisito”] Silva, que está jugando muy bien, detiene el arranque de los donostiarras. Davies hace “driblins” preciosísimos que entusiasman al público y, pasada la pelota, Sota tira un bonito centro sin resultado. Forster, que está en todas partes, anima á sus jugadores con arrancadas de verdadero mérito, que detienen Silva y García, muy bien colocados. Los delanteros bilbainos empiezan á combinarse y, en una de sus arrancadas, Larrea tira la pelota por lo bajo, que vale el primer gol á los bilbainos”.
“Colocada la pelota en el centro, sale San Sebastián, que lejos de desanimarse parece dispuesto á la revancha. Cockran juega muy bien y entrega la pelota a Davies, que “dribla” admirablemente, rematando con un gran “shut” que salva con la cabeza el medio centro Forster, que está oportunísimo. Los de Bilbao dominan en este tiempo y atacan con grandes bríos al gol, armándose en dos ocasiones grandes barullos en la puerta de los de San Sebastián, distinguiéndose Arsuaga en la defensa”.
“El partido sigue reñidísimo y cuando falta poco para terminar el primer tiempo, [Mario] Arana, está á punto de meter con la cabeza el segundo gol que rechaza Calisalvo; [Alejandro] Sota, tira un gran “shut” que pega en el palo del gol y, á los pocos momentos, el referee ordena el descanso”.
“Los comentarios que se hicieron durante este tiempo por los aficionados, fueron animadísimos y todos coincidían en afirmar que el “team” de San Sebastián era muy completo y siendo las fuerzas tan iguales, la segunda parte tenía que resultar competidísima”.
“Formados de nuevo los jugadores, sale Bilbao y á los cinco minutos, en una salida que hace el golkeeper bilbaino, consiguen los de San Sebastián meter el primer gol. Empatados los bandos á un gol, el entusiasmo del público sube de punto y el arranque de los jugadores aumenta por momentos”.
“Larrea, que ha cambiado el puesto en el 2º tiempo, pasando á exterior derecha, lanza un “shut” colosal que rechaza Calisalvo, que está acertadísimo, consiguiendo librarse de las caricias de Dyer, que pretende cargar al golkeeper. Los bilbaínos dominan el partido, pero Arsuaga y Forster se encargan de rechazar sus ataques. Larrea está jugando en el segundo tiempo de un modo colosal, pero los delanteros centros de Bilbao no saben aprovechar sus pasadas. Se anima San Sebastián y consigue atacar en varias ocasiones al gol contrario. Cockran está admirable, jugando lo mismo con la cabeza que con los pies. Larrea, que dribla de un modo magistral, vuelve á acercarse al gol, lanzando un centro que vale cualquier cosa y que rechazan las defensas donostiarras”.
“El partido resulta muy competido y los jugadores están incansables. En una pifia de uno de los defensas bilbainos, uno de los delanteros donostiarras coge la pelota, el referee silva y Acha, dándose por enterado del aviso del referee, deja pasar á la pelota, que lanza el delantero que estaba á “obscit” (en órsay), por lo que el “gol” no es válido”.
“Los bilbainos dominan por completo en la última parte del partido, que es la más animada. Larrea sigue jugando muy bien y corre admirablemente la pelota por toda la línea, terminando con centros que, de haber estado oportunos los delanteros centros del Athletic, hubieran sido “gol” en más de una ocasión”.
“Termina el tiempo, pero como debido á algunos accidentes sin importancia, ocurridos en el curso del partido, se perdieron algunos minutos, el referee, cumpliendo lo que ordena el reglamento del juego, dispone que continúe la lucha, que da por terminada á los pocos momentos”.
Ficha del partido
Al atardecer, en Donosti, multitud de conocidos “sportmen” visitan la redacción de El Pueblo Vasco pidiendo noticias sobre el resultado, que el periódico hace público en la siguiente nota: “A las siete recibimos el siguiente telefonema de nuestro corresponsal sportivo que expresamente marchó á Bilbao con objeto de informarnos: “Resultado del “match” empate á un “goald”. Entusiasmo indescriptible. Magistralmente Forster, Aurrecoechea, Arsuaga, Calisalvo, Minondo y Solana. Banquete ofrecido por el Club Bilbao. 3.000 personas asistieron al “match”. Llegaremos mañana”.
Las conclusiones a las que llegaron ambos periódicos no tienen desperdicio.
Para El Nervión, “el partido de ayer resultó muy superior y es, sin disputa, el mejor que se ha jugado en los campos de Lamiaco, con Sociedades de fuera de Bilbao”.
“Entre los donostiarras, hay jugadores de primera, sobresaliendo Forster, que es el mejor “medio centro” que se ha visto en Lamiaco. Los jugadores bilbainos deben convencerse de que tienen que ensayar mucho, y de que no hay tiempo que perder, pues el campeonato se viene encima”.
“En suma, que el público salió satisfechísimo del partido, y que los donostiarras están en condiciones de poder competir con cualquier Club de España, ya que ayer supieron colocar su pabellón á la altura del de los campeones”.
Para el Pueblo Vasco, “el héroe del día fue el inglés Forster, que jugó admirablemente, siendo ovacionado á cada momento. Todo el mundo reconocía que era el mejor jugador del campo. Le secundó Arsuaga, nuestro simpático “back”, que llamó la atención por su juego limpio y elegante. Entre los dos sostuvieron toda la jugada ayudados por los demás jugadores, que hicieron más de lo que esperábamos. Aurrecoechea, Minondo, Sena y Solana jugaron muy bien; éste último fue el que hizo el “goald”. Calisalvo defendió el “goald” con mucho valor y sangre fría, por lo que fue frecuentemente ovacionado”.
“Del equipo de Bilbao, aunque ya conocido del público por haber luchado con los principales equipos extranjeros y por ostentar el título de campeón de España, haremos especial mención de Larrea, que fue el que más jugó. Admirablemente Cockran, Sota y Acha”.
Aunque, al final, no hubo vencedores, ni vencidos, como dice La Voz de Guipúzcoa, lo cierto es que el empate supo a gloria, a triunfo. El Pueblo Vasco lo pone de manifiesto exclamando: “¡Un triple hurra en honor de nuestros paisanos, cuyo triunfo ha sido colosal! El “Atletic” de Bilbao es la Sociedad de “foot-ball” más vigorosa y mejor constituida de España. Creada hace años, forman parte de ella jugadores verdaderamente temibles… Aún se recuerda entre los aficionados al sport la brillante lucha que sostuvo con los clubs de Barcelona y Madrid para ganar el campeonato de España… Sin embargo, al comenzar su vida, nuestro Club lucha con el coloso Atletic y quedan empatados á un goald… [lo que] supone una lucha terrible y encarnizada. Se conoce que la habilidad y astucia de ambos bandos riñeron largo rato disputándose la victoria que, si bien quedó indecisa, puede atribuírsela el Club donostiarra por las condiciones en que luchaba”.
“Esto mismo han debido reconocerlo sus nobles adversarios, quienes en prueba de admiración y cariñoso homenaje les obsequiaron anoche con un banquete”.
Finaliza su crónica con las copas al aire. “Después del match tuvo lugar el espléndido banquete con que los socios del Athletic obsequiaron á los del S.S.R.C.; reinó la alegría natural de estos casos… [y] al destaparse el champagne se brindó por la prosperidad de ambos Clubs”.
La vuelta no fue menos triunfante: “En todos los pueblos intermedios, numeroso gentío acudía á la estación á ovacionar á los excursionistas, disparándose cohetes y chupinazos”. Al final del viaje, numeroso público acudió también a la estación, “siendo la mayor parte socios del San Sebastián Recreation Club, que aclamaron a los jugadores con gran entusiasmo”, pensando ya en la revancha a jugar en el campo de Ondarreta.
Periódicamente aparecen en la prensa y en las redes sociales artículos que hacen referencia a las canteras de la Real Sociedad y el Athletic Club. Todos coinciden en que ambos son los equipos que más canteranos tienen en sus primeras plantillas. Sin embargo, unos ponen por delante a la Real y otros al Athletic.
El último que he visto es de AS (29-01-2023). En el título se pregunta “Cuáles son los equipos de LaLiga con más canteranos”. Al responderse, coinciden con lo que todos sabemos, pero se hacen un lío sobre si es la Real o el Athletic el que más jugadores de la cantera tiene. A “uno” le adjudican 18, y al “otro” 14.
Es realmente sorprendente porque son habas contadas. Sólo hay que tomarse el trabajo de coger las plantillas y contar.
Hasta hoy (4-02-2023) la Real Sociedad ha contado para disputar los partidos ligueros con 35 jugadores y el Athletic con 28. En la Real he incluido a Karrikaburu que ha salido cedido, y en el Athletic a Villalibre y Nolaskoain, que tampoco están ya en el equipo. Los tres son de las canteras respectivas.
La Real tira del filial para sustituir a los jugadores lesionados que han llegado a ser tantos como para hacer un equipo titular.
Contando sólo los 25 jugadores de plantilla (dorsales 1 a 25), hay empate a 15 canteranos (jugadores formados y que proceden de la Real Sociedad B y del Bilbao Athletic).
A partir de aquí, la Real se impone.
Si ampliamos el foco a todos los jugadores que han entrado en las convocatorias de esta temporada, la Real ha sumado a la causa a 25 canteranos (71,4% del total) y el Athletic a 18 (64,3%). Descontando los que no han llegado a jugar, el saldo también es favorable: 21 canteranos de la Real han saltado al campo por 17 del Athletic.
De los 35 jugadores de la Real, 6 son extranjeros y otros 6 del resto del Estado; 16 han nacido en Gipuzkoa (46%) y 7 en las provincias hermanas: 5 en Navarra y 2 en Álava, ninguno en Bizkaia.
Entre los 28 jugadores del Athletic, no hay extranjeros, ni jugadores del resto del Estado; 13 han nacido en Bizkaia (46%) y 15 en las provincias hermanas (54% de la plantilla): 5 en Navarra, 6 en Gipuzkoa y 4 en Álava.
Por eso suelo decir que más que de cantera, que lo es, el Athletic es un equipo de canteras. De la suya y de las de los territorios hermanos.
Como consecuencia de todo ello, los jugadores de la Real tienen una media de edad de 24 años y los del Athletic de 27.