La nevera de Bertoni

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Amaños del Madrid que costaron una liga a la Real Sociedad

Con el caso Negreira al pil pil, salpicando a los árbitros, quién se acuerda de los amaños de partidos entre directivos y jugadores.

Ocurrió en Sevilla, en la jornada 33, penúltima del campeonato de Liga de 1979-80. La Real se presentaba invicta en el Sánchez-Pizjuán, con 32 encuentros sin conocer la derrota (18 victorias y 14 empates) –38 contando desde el final de la campaña anterior–. Líder, con 50 puntos, uno más que el Real Madrid, al que además ganaba el goal average (4-0 en Atotxa y 2-2 en Madrid). Un empate en el campo del Sevilla, que no se jugaba nada deportivamente, le bastaba al equipo para depender de sí mismo en el último encuentro que debía disputar en Atotxa contra el Atlético de Madrid.

Una sola jornada separaría al equipo donostiarra de hacer historia: poder terminar la temporada sin perder un solo partido y, sobre todo, conseguir el título de Liga, algo impensable para un equipo modesto y formado exclusivamente por jugadores de casa. Un título de Liga que, efectivamente, sería el primero de su historia.

Durante la semana se habló mucho de primas a terceros. Como recuerda Alfredo Relaño, ya dos meses antes, el Betis había empatado en Atotxa y Benítez, jugador verdiblanco, confirmó en sede federativa que tenían prima del Madrid. “Llegó a decirse que fueron Pirri y su esposa, Sonia Bruno, quienes entregaron el dinero, hecho que nunca se confirmó.”

A nadie le pasó desapercibido que el entrenador del Sevilla era Miguel Muñoz, hombre con muchos años en el Madrid, y tanto el presidente blanco, De Carlos, como el entrenador, Vujadin Boskov, habían comentado durante la semana que no veían mal los estímulos a terceros. Lo que ambos tuvieron que rectificar. Toda la prensa y, en particular, el programa de radio de José María García, se ocupó intensamente del asunto.

El aficionado sevillista estaba harto de ver a su club manoseado en los medios por un pleito que le era ajeno. A las seis de la tarde, cuando empezó el partido, el campo estaba prácticamente lleno y la afición, entre expectante y enfadada. La Real fue recibida con una gran ovación. Su aventura de David contra Goliat le otorgaba muchas más simpatías que al Madrid. El partido empezó con un clamor: “¡García, atiende, el Sevilla no se vende!”

A la Real le faltaban Górriz y López Ufarte, uno de sus jugadores clave, hospitalizado por un cólico nefrítico. Al Sevilla, el portero, Paco, al que sustituyó el debutante Valero, y Scotta, el artillero argentino. Arbitró el madrileño Soriano Aladrén.

El Sevilla salió volcado desde el principio y su insistencia obtuvo premio con un gol en el minuto 30: lanzamiento de Montero a Juan Carlos, centro de éste y llegada de Bertoni, cuyo remate a bocajarro rechaza Arconada; pero él mismo recoge el rechace y marca. Al descanso, el Madrid pierde en Las Palmas 1-0.

Nada cambia en la continuación: el Sevilla aprieta y la Real espera. Llega la noticia del empate del Madrid. La Real se mueve y en el 65’ empata también: pase largo de Gajate al área, donde Satrústegui baja de cabeza a Zamora, que fusila. El linier levanta el banderín porque interpreta que cuando Zamora remata, Satrústegui está en fuera de juego posicional. Para Relaño, que asistió al partido y escribió la crónica del mismo, “no influía en la atención de Valero. Lo mismo estimó Soriano Aladrén y señaló el centro del campo. Pero los sevillistas se agarraron al banderazo y la protesta fue masiva y descomunal. Soriano expulsó a Blanco y Juan Carlos. Tan airadamente expresaron su enfado, que recibieron dos tarjetas amarillas cada uno. Años después, Blanco, técnico de cantera en el Sevilla, bromea:

– Estábamos muy motivados.
– ¿Motivados o con prima del Madrid?
– Je, je… Motivados.

El partido sigue, con empate a uno, y ahora con nueve contra once. Cuando termina la bronca, se sabe que el Madrid ya gana 1-2 en Las Palmas, lo que empujó a la Real a cuidar un empate que le valía. Eso, más las expulsiones, le crearon súbitamente una atmósfera muy contraria. El mismo público que le había recibido con una gran ovación, se volcó con su equipo tras las expulsiones; abucheaba ahora sus despejes, se indignaba con las cesiones a Arconada, se enardecía con las entradas duras de los suyos, aplaudía sus llegadas, que levantaban a la gente de sus asientos.

En el minuto 83’, un enésimo pase atrás, éste de Gaztelu, lo adivina Bertoni que quiebra a Kortabarria y clava un tirazo raso junto al palo. Es el 2-1. La Real ya no pudo reaccionar y así acabó su racha de 38 partidos invicta, y así se esfumó la Liga.

Ficha del partido

Desde Argentina, Bertoni recuerda con simpatía aquello. “Lo sentí por ellos, eran un equipazo. Pero siempre te excita ganar al líder, y más si está invicto. Sé que aún me recuerdan… “. No admite que recibiese prima, pero sí “un regalo del Madrid” que no precisa.

EL PAÍS, el 21 de junio de 1980, lo concreta con el siguiente titular: Los jugadores del Sevilla cobraron 4.500.000 pesetas por ganar a la Real Sociedad. El Comité de Competición, ocho días después de que se hubiera disputado el encuentro, citó a declarar, en la Federación española, a los jugadores sevillistas Bertoni y Blanco, éste como capitán. Bertoni ya conocía las condiciones y características de la prima prometida, así como quién le entregaría el dinero. Pero el jugador argentino silenció ante el Comité de Competición los detalles para el esclarecimiento del asunto y se limitó a contar únicamente los comentarios que en esas fechas aparecieron en los medios informativos.

Poco después, el Comité de Competición de la Federación Española sancionó al Real Madrid con 2.600.000 pesetas por primar a terceros, después de comprobar que los jugadores del Betis, mediada la segunda vuelta de la Liga, recibieron 75.000 pesetas cada uno por empatar en Atotxa el 16 de marzo, en la jornada 25. Benítez y Bizcocho lo reconocieron ante el Comité. El dinero fue entregado al capitán bético Benítez, que también fue sancionado por aceptar el dinero, entregado en el aeropuerto de Barajas por un señor de edad y una joven señora, que se aseguró eran el padre y la esposa de un ex jugador madridista.

Como sostiene EL PAÍS, el 6 de enero de 1983, “el Real Madrid, al recurrir a primar a terceros para ganar la Liga, protagonizó uno de los affaires más vergonzosos de su historia”. Sin embargo, “el Comité de Competición no sancionó la prima recibida por los jugadores del Sevilla por falta de pruebas, que posteriormente se descubrieron”.

Bastantes años más tarde, el 7 de diciembre de 2002, el sevillista Bertoni confirmaba en una entrevista concedida al periodista de Marca Daniel Pinilla, lo que hasta aquel momento había sido un secreto a voces: los jugadores del Sevilla habían jugado aquel partido dopados económicamente. El “regalo del Madrid”, consistió, efectivamente, en 4.500.000 pesetas, repartidas por Bertoni, antes de marcharse a Italia, a razón de 300.000 pesetas para cada uno de los quince jugadores convocados, los once titulares y los cuatro suplentes. Luego cada premiado apartó 10.000 pesetas para el masajista y el utillero, que salieron a 75.000 pesetas por cabeza. El entrenador del Sevilla, Miguel Muñoz, se negó a aceptar una sola peseta de aquel dinero.

Francisco Pérez, Yiyi, su compañero en el ataque bético, aquel fatídico 11 de mayo de 1980, confirmó a ABC, en una entrevista en 2007, que Bertoni tenía la prima del Madrid; y que la guardada en su frigorífico:

– “Me acuerdo el día que fuimos a buscar el dinero. Íbamos en el coche Montero, Valerita… Sólo subí yo.
– ¿Adónde?
– A casa de Bertoni. El dinero lo tenía él, estaba todo preparadito, en papel de platina, en fajitos. ¿Sabe dónde lo había guardado? ¡En el frigorífico! Yo se lo dije, “pero Daniel, hombre, ¿cómo has podido meter el dinero ahí?”. Me dijo que en ese lugar no miraba nadie. El dinero estaba fresquito, pero nos lo llevamos calentito.

En la última jornada, el Real Madrid ganó 3-1 al Athletic Club, y la Real hizo lo propio, con un 2-0 ante el Atlético de Madrid en Atotxa; victoria que no servía para impedir que la Liga se vistiera de blanco por un punto de diferencia.

Así, así ganó el Madrid, aquella Liga.

El año siguiente, Bertoni fichó por la Fiorentina. Cuando la Real ganó su primera Liga, recibió un mensaje: “Me llamaron los periodistas de Sevilla para decirme que la Real había salido campeón y que varios jugadores dijeron que me dedicaban el título a mí, a Daniel Bertoni.” El que guardaba la pasta en la nevera.

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