
El 11 de julio de 1905, el cónsul de Inglaterra en San Sebastián, Mayor Nutt, recibió un telegrama del almirante May, en el que éste le participaba lo siguiente: “El buque de guerra Doris saldrá de Brest para San Sebastián el 17 de julio, con motivo de las regatas a vela que se celebrarán en esas aguas y en las cuales permanecerá hasta el 24 de julio, Almirante May.”
En veinticuatro horas, el crucero acorazado de la Marina Real Británica H.M.S. Doris, con su tripulación de 478 marinos, fondeaba en la bahía de la Concha. Al tener conocimiento de esta visita, el San Sebastián Recreation Club concertó un partido “entre un team formado por los oficiales ingleses” y otro del club donostiarra.
Cabía suponer la calidad del team inglés, “constituido desde hace mucho tiempo”. “Pero si buenos son los jugadores ingleses –se decía–, buenos son también los nuestros; pues el Recreation ha logrado reunir en su team jugadores de verdadero mérito, tales como el ya célebre Forster, que ha jugado en Inglaterra contra los mejores equipos y que en España ha admirado con su juego elegante y limpio; Berraondo, el back más temible de España; Irizar, jugador enérgico é inteligentísimo; Elosegui, uno de los jugadores más hábiles; Revuelto, cuyo brillantísimo juego infunde gran confianza en el equipo; los Artola, Lizarraga y los Sena, todos trabajadores infatigables; en fin, un eleven que puede dejar bien alto el pabellón de la Sociedad”. La noticia corrió como la pólvora, levantado una gran expectación en la ciudad; hasta la familia real se proponía bajar desde Miramar.

A las cinco y media de la tarde, con un tiempo espléndido, saltaban los jugadores al campo de Ondarreta. Lucían los del H.M.S. Doris los colores verde y blanco y los del Recreation los de su bandera, verde, amarillo y rojo, ocupando estos la parte “más desventajosa” del terreno de juego, pues tenían el sol de frente. Esta es la crónica del partido que ofreció a sus lectores El Pueblo Vasco, el 23 de julio de 1905.
“A poco de empezar la partida, los marinos atacaron con ímpetu y combinaron de tal modo, que consiguieron dominar á sus contrarios, pero estrellándose sus esfuerzos ante el notable juego de los zagueros y guardameta donostiarras. Salvo raras ocasiones, continuó durante algún tiempo jugándose en el bando local por causa de la poca unión que se advertía en su ataque, pero en cambio, la defensa siguió durante toda la primera media hora inquebrantable y el guardameta salvó cuatro difíciles acometidas de los del Doris, demostrando poseer las cualidades que la custodia del goal requiere. Terminó la primera mitad del match con varios espléndidos ataques de Goitia, Forster y Sena, pero resultaron infructuosos.
Verificado el cambio de posiciones, se reanudó el partido con varios espléndidos rushes de la guardia marina, acosando mucho á Berraondo é Irizar, que en algunos momentos tuvieron que jugar á la desesperada, siendo ovacionados juntamente con Egaña, que salvó de nuevo dos tiradas rápidas del ala izquierda inglesa. Hasta estos instantes nuestra línea de ataque no hacía sino débiles tentativas por falta de combinación, pero Goitia y Sena, bien secundados por Lizarraga, se sintieron con bríos y llevaron el susto al goal contrario, salvándose los marinos, en tres ocasiones, de ser vencidos. En una de ellas jugaron admirablemente Forster y Artola, y fué una casualidad que no se ganara un tanto. Durante algún tiempo, jugó muy bien nuestra ala derecha, pero luego volvió a ser valientemente acometida la meta donostiarra y los ingleses ganaron el único tanto de la tarde, que fué el que les dio la victoria.
Con una gran ovación, el público de San Sebastián premió á los marinos su espléndida jugada, demostrándoles las simpatías que se han captado en la ciudad de que son huéspedes. Poco después, en un bonito ataque del club local, varios jugadores pidieron con insistencia un penalty-kick (golpe de castigo) para los del Doris, pero el juez de campo no lo concedió, y terminó la partida más interesante y llena de emociones que se ha visto en nuestra ciudad, ganándola los ingleses por un punto á nada».

«Esta derrota está considerada por los buenos aficionados como un brillante triunfo, pues pocos podían esperarse el magnífico juego desarrollado por el equipo de San Sebastián contra los marinos del Doris, que presentaron un notable equipo y, especialmente, una línea de ataque como no veremos aquí quizás en mucho tiempo. En cambio, nuestro team poseía una hermosa defensa que demostró poder contrarrestar el juego de cualquier equipo de España cuando hizo frente ayer á los marinos del Doris que avanzaban hasta ellos con notable unión y gran rapidez. Todos nuestros jugadores hicieron cuanto pudieron y merecen un entusiasta aplauso por su brillante comportamiento, así como el Recreation Club por organizar fiestas como la de ayer que agradaron muchísimo á cuantos la presenciaron”.
Se jugó el 22 de julio de 1905 en el campo de Ondarreta y fue el primer partido de carácter internacional.