Tiempo de gestación

Tiempo de lectura: 4 minutos

La llegada en 1887 de la reina María Cristina, con objeto de tomar baños de mar, condicionó el futuro turístico de nuestra ciudad, que pronto empezó a mostrar su vocación cosmopolita. El veraneo real, traía consigo a gran número de personajes de la corte y miembros del Gobierno, pero por debajo de aquel San Sebastián mundano y aristócrata, que tan poco gustaba a Pío Baroja, latía una ciudad al ritmo de su tiempo.

Tirando del hilo de Ariadna tendido por la prensa de la época, sabemos que desde que el foot-ball dejó de ser cosa de ingleses se jugaba en Donostia.

se puede leer en La Unión Vascongada del 27 de agosto de 1898, y, con solo unos días de diferencia, que los señores Lequerica, Mazpule, Silva, Castroviejo, Lafitte, Zaldo, Urruela y otros entusiastas aficionados habían creado una sociedad con objeto de jugar al foot-ball.

La Voz de Gupúzcoa del 9 de agosto de 1902, se hace eco de que distinguidos jóvenes de San Sebastián habían constituido una sociedad para jugar al foot-ball association. Los goals (porterías) se habían encargado a Madrid y los balones y equipos a Londres.

En la misma columna se informa que la tarde anterior algunos sportmen se habían entrenado en el Velódromo de Atocha, sitio escogido, además de la explanada de Ondarreta, para jugar a este deporte.

El primer club donostiarra del que tenemos constancia es el Vasconia Foot-ball Club, que en la primavera de 1903 concita la expectación de los aficionados donostiarras.

Tanto La Voz de Guipúzcoa como La Unión Vascongada publican sendas crónicas del partido disputado en el Velódromo de Atocha el domingo 15 de marzo de 1903 entre el Vasconia y el “Irunés” (probablemente el Irún Football Club, fundado en 1902).

“A las cuatro en punto de la tarde se echó cara y cruz, para la elección del terreno, tocándole en suerte al equipo de Irún. Se dispuso que el partido durara hora y media, dividido en dos secciones de á 45 minutos. En la primera sección, el equipo de San Sebastián hizo un goal después de una lucha titánica. En la segunda sección, los dos bandos defendiéronse con mucha tenacidad, no logrando hacer ningún goal. Ambos bandos se distinguieron mucho, especialmente el de San Sebastián por su habilidad y conocimiento del juego, y los de Irún en su poder y destreza.

El equipo de esta ciudad estaba constituido por los señores siguientes:

Goalkeeper (portero), Insausti; Back de la derecha, Mugartegui; Back de la izquierda, Artola (defensas); Half back de la derecha, Larret; Center Half, Antonio Albizu; Half back de la izquierda, Pablo Martínez (medios); Forwards de la derecha, Desbruéres (capitán) y Sena; Forwards de la izquierda, Gil y Del Valle; y Center fordward, Aurrecoechea (delanteros).

Después de reñidísima lucha, quedó vencedor el equipo Vasconia, de esta localidad, con un goal que consiguió apuntarse… causando las jugadas de los teams indescriptible entusiasmo en la concurrencia”.

En esta alineación ya hay jugadores que seguirán apareciendo en las siguientes etapas del periodo de gestación y en la Real Sociedad, como dijimos al hablar de su nacimiento.

Tres semanas después, el 5 de abril, los jugadores del Vasconia superan un nuevo reto con nota, al derrotar, sobre la pelouse del Country Club de Biarritz, al Biarritz Stade por un contundente 3 a 7.

La vida del Vasconia Foot-ball Club es efímera. No va más allá de lo que hemos visto. Pero las iniciativas no cesan y lleva tiempo gestándose algo mucho más grande, que será un antecedente importante en la historia de la Real Sociedad.

En El Pueblo Vasco del 18 de octubre de 1903, Gil Baré, abrumado por el mal tiempo, reflexiona sobre el momento que vive el deporte en la ciudad, en su columna “Sport”.

“Yo recuerdo que el invierno pasado [1902] recibí una circular en la que se me convocaba á una reunión que tenía por objeto organizar en San Sebastián una sociedad cuyo único fin era el fomento de todo género de sports. Recuerdo también que se celebraron dos ó tres reuniones á las que asistí, que se nombró una junta directiva, y comisiones para los diversos ramos de que iba á constar la sociedad; en fin, que reinó un entusiasmo entre aquella numerosa juventud que acudía puntualmente á las sesiones, que por un momento me hizo creer que de allí iba á salir mucho bueno. Tanto es así que ya se hablaba de emitir acciones, de comprar terrenos donde tendrían lugar todos los sports conocidos… y qué sé yo cuantas cosas más”.

Gil Baré se lamenta del tiempo transcurrido sin noticia alguna “de una idea que con tanto calor se tomó al principio” y termina su columna preguntándose: “¿Qué se hicieron aquellas personalidades que prometían subvencionar espléndidamente á la naciente sociedad y aquella falanje de animosos jóvenes iniciadores de grandes empresas? ¿Sería todo aquello fantasía pura, proyectos que nacieron sin vida? ¿Desmayaron ya los directores de la gran idea?, ó por el contrario, ¿la cosa no está olvidada y va á realizarse? Tienen la palabra los iniciadores de la “Sociedad del fomento del sport en San Sebastián”.