
Así termina el comunicado oficial del club que informa sobre la decisión de Imanol de no continuar dirigiendo al equipo la próxima temporada y así comienza esta entrada.
Cuando Imanol Alguacil Barrenetxea (Orio, 4 de julio de 1971) empezó a correr la banda en el Orioko Fútbol Taldea, ni en sus mejores sueños asomaba la posibilidad de llegar a jugar en la Real Sociedad.
Cuando colgó las botas en 2003 y empezó a entrenar al cadete del Orioko, lo hizo “sin ningún afán de nada más que de enseñar y transmitir lo que sabía a los chavales del pueblo”.
Cuando se hizo cargo del equipo tras cubrir las salidas de Eusebio Sacristán y Asier Garitano, ni en nuestros mejores sueños pudimos imaginar que llevaría a la Real Sociedad hasta donde ha llegado.
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Aquel chaval de Orio llegó al juvenil donostiarra, luego al Sanse, y un buen día, con 19 años, Marco Antonio Boronat le hizo debutar con el primer equipo en el Carlos Tartiere de Oviedo (29 de septiembre de 1990). Fue John Toshack quien decidió subirlo, definitivamente, al comienzo de la temporada 1991-92. Jugó 131 partidos en 7 temporadas y marcó 7 goles, a pesar de su posición en el campo; uno de ellos al Real Madrid de la Quinta del Buitre, en aquella victoria a domicilio (0-2) en el Santiago Bernabéu. Un gol en el minuto 88, que sirvió para cerrar el partido que había abierto Kodro.
De vuelta al Orioko, como entrenador, pronto dio el salto al juvenil del Zarautz K.E., junto a Mikel Lasa, para seguir haciendo el mismo recorrido que había hecho como jugador: primero al juvenil de la Real, luego al Sanse y, finalmente, al primer equipo. En estos seis años y medio de andadura ha logrado, ¡34 años después!, una Copa del Rey, siendo dos veces semifinalista de este torneo, y cinco participaciones consecutivas en competiciones europeas, una de ellas para jugar la Champions League, superando el récord de cuatro que tenía Alberto Ormaetxea; y, a cinco jornadas del final del campeonato de Liga, está por ver si conseguirá una sexta.
Su porcentaje de victorias se ha elevado al 47%; es decir, ha llevado a sus jugadores a ganar casi la mitad de los partidos jugados. El de empates ha sido del 25% y el de derrotas del 28%.

Este es el balance del entrenador que ha dirigido más partidos consecutivos a la Real Sociedad. Acabará su contrato al finalizar la Liga con 339, solo por detrás de Benito Díaz con 391, pero en dos etapas, y a John Toshack con 386, en tres, a quienes hubiera superado firmando la renovación que el club le había puesto sobre la mesa, para situarse en lo más alto del pódium. Como vemos, un hito sin precedentes en el club.
En fin, son datos conocidos, que, puestos así, uno detrás de otro, forman una imagen de trabajo bien hecho, cuya dimensión deja a Imanol, por méritos propios, cómodamente instalado en el Olimpo realista. Son, también, datos que matan relatos, como el de esos singermorning que vomitan mierda en las redes a cada paso cuando las cosas vienen mal dadas y callan cuando no, dejando todo diluido en su mala baba. Hace tiempo que habían condenado a Imanol y seguramente considerarán su renuncia, su adiós, como “un triunfo”.
Fuera hay pocas dudas sobre sus capacidades. Antonio Cassano, ex jugador de la Serie A y de La Liga recuerda: “Le dije a Piero Ausilio, director deportivo del Inter, que siguiera a Alguacil y me dijo que tenía razón. Es un entrenador emergente fenomenal. Tiene ideas bellas, nuevas y frescas. Tiene mucha personalidad para hacer jugar a su equipo. Es el tipo de entrenador que hace falta”. No se equivocaba. Imanol recibió el Premio Miguel Muñoz otorgado al mejor entrenador de La Liga en la temporada 2022-23 y Piero Ausilio el de mejor director deportivo del 2024 en los Globe Soccer Awards.
Con todo, el legado más importante que nos deja Imanol no se traduce en números: es el cambio de mentalidad en todos los estamentos del club y en la afición. Cogió un equipo que navegaba por un mar de dudas e inestabilidad, con la incertidumbre sobre hacia dónde se tenía que dirigir el proyecto. Hoy, después de seis años y medio, nadie considera buena una temporada con el equipo clasificado fuera de los puestos de honor, porque todas comienzan con la disposición necesaria para seguir instalados en la aristocracia de La Liga.
“Nunca la Real debe dejar de ser el mejor equipo de fútbol del mundo. Aunque nadie lo sepa. Aunque nadie lo note”, dejó escrito Elías Querejeta en El espíritu de Atocha. Imanol lo ha tenido siempre claro. Cuando, ante el interés del Barcelona por Zubimendi, le preguntaron en el Camp Nou si le veía capacitado para jugar en un grande como el Barça, respondió: “me vas a perdonar, con todos los respetos, para mí la Real Sociedad es el equipo más grande”.
Hecho en Zubieta, trabajador incansable y modesto hasta decir basta, podemos concluir que es uno de los nuestros. Un txuriurdin más, que ama por encima de todo a este club. Mitxelo Olaizola, exutillero y gran conocedor de las entrañas de la Real, ha dicho que como Imanol no hemos tenido ningún entrenador: “Es de la Real a muerte, le pinchas y le sale sangre azul y blanca”. La foto que abre esta entrada, capturada en la sala de prensa de La Cartuja tras ganarle al Athletic Club la final de la Copa del Rey, es toda una metáfora de ese sentimiento profundo.
No sé si este es un adiós definitivo, un hasta luego o un hasta otra. En cualquier caso, eskerrik asko, Imanol. Beti arte.