Después de haber recordado la peripecia de Harry Lowe en la ciudad del Turia, por la que aquel 24 de marzo de 1935 se convirtió en el jugador más veterano de LaLiga a sus 48 años y 226 días, récord que aún perdura, no podemos pasar por alto que Harry el viejo, fue también protagonista de otro recórd en sentido contrario: el del jugador más joven en debutar en Primera División.
Un año antes, el 4 de febrero de 1934, había hecho debutar en el Donostia Football Club (la Real de los tiempos republicanos) a Pedro Irastorza con 15 años y 288 días. Fue en la jornada 14 del Campeonato de Liga de la temporada 1933-1934, en el campo de Les Corts de Barcelona, de donde el equipo salió derrotado por 4 a 0.
Ficha del partido
Se da la circunstancia de que en la temporada siguiente (1934-1935), con 16 años, Irastorza saltó al campo de Mestalla con Harry Lowe, en aquel partido en el que el entrenador volvió a calzarse las botas.
Pedro Irastorza Ayerbe nació el 22 de abril de 1918 en Zaldibia (Gipuzkoa) y las crónicas de la época dicen que era un centrocampista “muy aguerrido”, a pesar de su edad. Tras el descenso a Segunda División jugó en Osasuna hasta que estalló la Guerra Civil. Después, continuó jugando en el Campo de San Juan, hasta su vuelta a la Real Sociedad en la temporada 1941-42, para retirarse en la siguiente jugando en el Murcia.
Aún hoy, sigue siendo el jugador más joven en debutar en la historia de la Real Sociedad y el tercero de LaLiga, superado en la temporada 1939-1940 por Francisco Bao “Sansón”, criado en el barrio vigués de Lavadores, que debutó con 15 años y 255 días, en el Celta de Vigo; y por el argentino Luka Romero, el ‘Messi mexicano’, en la temporada 2020-2021, que lo hizo con 15 años y 219 días, en el Mallorca.
Veteranía y juventud, al menos en este caso, son las dos caras de una misma moneda.
Estamos tan acostumbrados a ver a la Real Sociedad, en los informes del CIES Football Observatory, entre los equipos más jóvenes de las cinco grandes ligas europeas, que más de uno se sorprenderá al saber que tenemos el récord del jugador más viejo sobre el campo, de la historia de LaLiga.
El viejo es Harry Lowe, jugador británico que colgó las botas en 1928 y llegó a la Real Sociedad para sustituir al mítico entrenador Benito Díaz, el tío Benito, que había emigrado a Francia para dirigir al Girondins de Burdeos.
Lowe terminó su primera temporada, 1930-1931, con la Real clasificada en tercera posición. Fue líder desde la 5ª a la 12ª jornada, pero llegó al final del campeonato empatada a 22 puntos con el Athletic Club y el Racing de Santander. El goal average dio el título a los bilbaínos y dejó a los donostiarras en tercera posición. La mejor clasificación liguera de la Real Sociedad durante casi 50 años, hasta el subcampeonato de Liga en la temporada 1979-80.
El 14 de abril de 1931 se izaba la bandera tricolor en la balconada consistorial de Eibar. Proclamada la República, Alfonso XIII tomaba el camino del exilio y el 27 de junio, “ateniéndose a exigencias de la realidad”, el club decidió retirar la corona del escudo, suprimir la denominación de Real y adoptar el nombre de Donostia Football Club.
En su segundo año como entrenador, el Donostia, F.C. quedó antepenúltimo, con la singularidad de haber marcado más goles que el campeón de Liga. La progresiva profesionalización del fútbol, con el consiguiente aumento de los gastos, fue causa de las dificultades económicas por las que atravesó el equipo en esta etapa de su historia. A pesar de todo, mejoró su posición en las dos siguientes: 6º en la 1932-33 y 5º en la 1933-34, a solo un punto del tercer clasificado.
Pero si por algo ha pasado a la historia de La Liga Harry Lowe, es por lo que ocurrió el 24 de marzo de 1935 en Valencia. El Donostia, F.C. tenía que disputar en Mestalla su encuentro con el Valencia, C.F. correspondiente a la decimoséptima jornada. Por aquel entonces no estaba permitido hacer cambios en los partidos, las sustituciones no se aprobaron hasta finales de los años sesenta; es decir, que los once jugadores que iniciaban el encuentro debían terminarlo, por lo que era habitual que, en los desplazamientos largos y costosos, los clubes modestos viajaran solo con los once futbolistas que iban a jugar.
Se dio la circunstancia de que, durante el viaje, enfermó uno de los jugadores donostiarras; probablemente el delantero Insausti, aunque las crónicas de la época no lo especifican. Como no podía disputar el encuentro, ante la tesitura de tener que hacerlo con solo diez jugadores, Lowe optó por calzarse de nuevo las botas, con 48 años y 226 días. Sólo acertó a decir: “Mejor con once que con diez”.
Su aportación fue más estética y humana que futbolística; quizás allí nació el medio estorbo. Pero jugó los 90 minutos y, recordando sus viejos tiempos en el Tottenham, tuvo el honor de dar a Olivares la asistencia para que marcara el único gol donostiarra de aquel estrambótico partido que terminó con un apabullante 7 a 1.
Ficha del partido
Este episodio, calificado por estudiosos del fútbol como mítico, pero del que existe constancia documental de la época, está reconocido por LaLiga de Fútbol Profesional: “la Real tiene el honor de haber contado en sus filas con el jugador más veterano que jamás pisó un terreno de juego en la Primera División española”; aunque con un error en el cálculo de la edad, porque Horace ‘Harry’ Lowe nació el 10 de agosto de 1886. Un récord prácticamente imbatible. Con 41 años, Joaquín, el jugador del Betis, el más longevo de nuestro tiempo, tendría que jugar ocho años más para superarlo.
Aquella aciaga temporada (1934-35), la Real Sociedad (Donostia, F.C.) sufrió el primer descenso de su historia, al acabar el campeonato en penúltima posición, y Harry Lowe terminó su vinculación con el club.