‘Dale Cavese’

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Después de los abrazos habituales, la celebración de los goles de la Real se ha convertido en un ritual. La ceremonia comienza colocándonos de espaldas al campo, con los brazos sobre los hombros de los compañeros de fatigas, y, dando pequeños saltos, cantamos: Lo lo lo lo, lo lo lo, lo lo looo; lo lo lo lo, lo lo lo, lo looo… así hasta que termina la estrofa. La segunda, con la misma letra y música, ya se canta mirando al campo.

Dicen que la melodía de este cántico está inspirada en la canción Moliendo café, compuesta en 1958 por el músico venezolano José Manzo Perroni e interpretada por su sobrino Hugo Blanco Manzo. Pero, a decir verdad, la nuestra debe ser una versión libre, porque se le parece bien poco.

Lo cierto es que ha causado sensación y son varios los amigos y conocidos que me han preguntado por la celebración de los goles en Anoeta. Es el ‘Dale Cavese’, les digo. ¿El ‘Dale Cavese’? Sí, sí. Y se les encoge el oído.

Este cántico tiene su pequeña historia. Para conocer su origen tenemos que viajar hasta Cava de’ Tirreni, una pequeña ciudad del sur de Italia, perteneciente a la región de la Campania, muy cerca de Salerno. Allí juega el Cavese 1919, un modesto equipo que milita en la Serie D, la cuarta división italiana.

El año de su ascenso a la Serie C1 (2005-2006), en el centro de la defensa biancoblú se erigió un jugador que conectaba el campo con la grada. Una simpatía que terminó siendo una relación de amor con el joven Catello Mari, que dedicaba los goles a la Curva Sud del Stadio Simonetta Lamberti. Goles que ayudaron al ascenso de categoría en una temporada de ensueño, con el defensa como claro protagonista del éxito.

El 15 de abril de 2006, tras ganar al Sassuolo 2-1, el Cavese lograba el ascenso. Todos prolongaron la fiesta aquella noche. Todos menos Catello Mari, que prefirió marcharse a casa después de semejante gesta, por lo cansado que había terminado el partido. Pero Catello nunca llegó a casa. Un accidente de tráfico segó su vida y su prometedora carrera y las calles de Cava de’ Tirreni cambiaron el biancoblú por el negro.

La ciudad entera permaneció de luto varios días y despidió a su ídolo como merecía. Con el afán de recordarle en cada partido, los tiffosi más animosos de la Cavese decidieron renombrar la Curva Sud como Curva Catello Mari y adaptar la canción de Hugo Blanco, Moliendo café, gran éxito de los sesenta, en memoria del leone.

Al cántico le pusieron el nombre de ‘Dale Cavese’ y gracias a un vídeo, que se hizo viral, de su afición saltando todos juntos, la Unione Sportiva Dilettantistica Cavese 1919 se dio a conocer en el mundo entero, logrando que muchas aficiones, como la nuestra, fueran moliendo café al ritmo de la batuta de Catello Mari.

Un buen día, tras la remodelación del estadio, llegó el ‘Dale Cavese’ al Reale Arena. Una parte de la Grada Aitor Zabaleta se puso a saltar de espaldas al campo después de que la Real hiciera un gol. Poco a poco, el ritual se fue extendiendo por los aledaños y ya ha sido adoptado por todos los aficionados. Quizá, lo que hace la celebración más vistosa y original es iniciar el cántico de espaldas al campo, pero no cabe duda que su origen está en Cava de’ Tirreni.